LMN – El Cairo. Investigaciones. Parte 1

Muad’dib – Andrew Bakerstone – (Ladrón escocés)
Majindono (2) – Robert O’Connel – (Exlegionario Inglés de familia acomodada)
Júpiter (2) – Hansichi – (Detective Japonés)
Teyllerd – Michael Carnegie (Diletante)
El otro Víctor – Horace Pettersen (Biólogo)

En este capítulo los personajes llegan a El Cairo en tres grupos, el grueso de la expedición, formado por Carnegie, Hansichi y O’Connel,  llega en un barco de pasajeros desde Londres vía Marsella. Bakerstone llega un día más tarde viajando de polizón en un carguero tras haberse escapado de la cárcel. Por último el profesor Horace Pettersen llegó a El Cairo hace una semana desde Nueva York. El destino de su viaje es Kenia donde tiene pensado hacer un estudio sobre el ecosistema del lago Victoria y de camino ha hecho escala en El Cario para disfrutar de sus maravillas.

EGIPTO Y EL CAIRO

Habiendo sido un protectorado británico durante más de 40 años, Egipto recuperó la mayor parte de su independencia interna en 1922, pero los británicos se reservaron cuatro áreas de poderes discrecionales: las comunicaciones imperiales (incluyendo el canal de Suez), el Sudán, la defensa de Egipto y del canal y la protección de los intereses extranjeros y de las minorías. Tales reservas implican una independencia ciertamente mermada por lo que las fricciones con los británicos continúan. La desaparición del estatus de protectorado data de 1919, tras la revuelta de Saad Zaghoul, que de paso sirvió también para tapar las dudosas investigaciones de la expedición Carlyle.
Sigue habiendo guarniciones británicas en el canal de Suez, y las intervenciones políticas y militares en asuntos egipcios son una constante, lo cual provoca no pocos resentimientos en contra de los extranjeros en general. Un tema particularmente sensible es la exportación de artefactos y tesoros antiguos por parte de arqueólogos extranjeros. El gobierno egipcio controla estrechamente estas actividades y ello significa que los investigadores no encontrarán ninguna ayuda oficial si tratan de llevarse artefactos de los Mitos de la tierra del Nilo. Sacarlos sin permiso es un delito grave por el que se persigue judicialmente. Los británicos pueden intervenir si creen que los cargos son infundados pero no moverán un dedo para ayudar a ladrones de antigüedades, ni tampoco el cónsul de los Estados Unidos.
Muchos residentes de El Cairo y Port Said, especialmente miembros de las clases media y alta, tienen nociones de Inglés pero la mayoría del país habla únicamente Árabe por lo que las tiradas de Elocuencia y Charlatanería no tendrán efecto si se presentan en un idioma que el receptor no entiende. (Los jugadores pueden intentar tiradas de Antropología, Arqueología, Historia, Derecho o Lingüística para ayudar a sus investigadores por la bella y exótica ciudad de El Cairo.)
La religión dominante en Egipto es el Islam aunque hay cierta cantidad de cristianos coptos. Los investigadores pueden cometer buen número de ofensas a las costumbres o a las creencias locales por ignorancia.
Para entrar en Egipto se precisa un visado (obtenible en Port Said o Alejandría) y también anotar el nombre en el registro de extranjeros, gestión que hay que repetir a la llegada a El Cairo. Ambas actividades requieren un pasaporte en vigor. El registro de El Cairo se encuentra en las oficinas del gobierno conocidas como La Mugamma, situadas en midan Tahrir (plaza de la Liberación).
El Cairo es la ciudad más grande de África y una de las mayores del mundo. Con una población de unos 850.000 habitantes a mediados de la década de los 20 (unos 85.000 de los cuales eran extranjeros) es la capital de la cultura continuamente identificable más antigua del mundo: las dinastías del reino unificado del Norte y del Sur de Egipto se remontan al 3100 adC, 5.000 años antes de la llegada de los investigadores al desierto. Fácilmente defendida por el desierto y el mar, la herencia de Egipto no tiene parangón en realizaciones arquitectónicas, sofisticación cultural y estabilidad.
Hay dos culturas que actualmente se designan como Naquaba I y Naquaba II y que son considerablemente anteriores a las dinastías, pero aún se conoce muy poco de ellas.
Tras la conquista por Alejandro Magno y el establecimiento de los Ptolomeos tuvo lugar un segundo gran período de realizaciones, si bien bajo el dominio de extranjeros, mediante la fusión de la ciencia egipcia y la filosofía griega. Durante siglos, Alejandría fue la capital intelectual del Mediterráneo oriental.
Hubo un tercer período, cuando los Fatimitas construyeron (968 dC) una nueva capital y la denominaron El Kahira («la victoriosa») que con el tiempo se convertiría en El Cairo. La política comercial liberal de los Fatimitas devolvió a Egipto el estatus de gran potencia. Egipto formó parte importante de la cultura Árabe de aquella época y, durante el reinado de los Mamelucos, se convirtió de nuevo en el centro político y cultural del Mediterráneo oriental y del Oriente Medio.

Tras la conquista árabe, el idioma predominante en Egipto pasó a ser el Árabe, situación que prevalece en la actualidad.
Los diferentes califas y jedives del Egipto Árabe edificaron maravillas arquitectónicas tan grandes como las de las antiguas dinastías. El Cairo y sus alrededores están llenos de mezquitas y palacios, algunos de los cuales son de los mejores de su clase en el mundo. Se ha escrito que uno puede estudiar satisfactoriamente la arquitectura y la ornamentación arquitectónica Árabes sin salir de El Cairo.
A efectos del juego, la libra egipcia y la esterlina son intercambiables (dependiendo del lugar puede aceptarse o no la moneda americana). El tren desde el puerto de Alejandría llega a la Estación Central, que se encuentra a kilómetro y medio de los jardines Ezbekia. Hay taxis disponibles y los buenos hoteles, como Shepheard, pueden recomendar guías de fiar para períodos cortos.
Los jardines de Ezbekia es un parque de unas 8 hectáreas, y constituye uno de los puntos centrales de la ciudad; la Oficina de Correos está al Sur de los jardines y el Consulado de los EEUU al Norte. La mayoría de los hoteles de estilo europeo de la ciudad están al Oeste y las instituciones financieras, como la Bolsa, al Este. Más al Este hay una serie de excelentes tiendas, pero éstas se acaban rápidamente al llegar al casco antiguo, donde abundan las callejuelas estrechas y los mercadillos atiborrados, tan típicos en el Oriente Medio. Aquí se encuentra también la mayor parte de la arquitectura Árabe clásica, aunque las tiendas y casas particulares son edificios sencillos, de techo plano, construidos con tejas y adobe y encaladas, que suelen tener entre 2 y 4 pisos como máximo.
Aparte de las escasas avenidas, las calles suelen estar notoriamente atestadas, obstruidas, ocupadas o por demás inaccesibles al tráfico rodado. Hay tranvías que conectan las diversas partes de la ciudad y uno turístico que lleva al otro lado del Nilo hasta las pirámides de Gizeh.

Al Sur del casco antiguo hay una zona desierta, barrida por el viento, conocida como la Ciudad de los Muertos, donde sólo hay piedras, arena, tumbas y mausoleos. Probablemente en el mundo no haya otro lugar como éste.
Hacia el Nilo, en el distrito de Quasr el Dubara, se encuentra la mayoría de los edificios del gobierno, los palacios de la nobleza, y las viviendas de la clase más acomodada. Al Sur del gran puente sobre el Nilo se encuentra el Consulado General de su Majestad británica.

Primer contacto.

O,Connel tiene un contacto en El Cairo, su nombre es Nigel Wassif el director de «El Cairo Boletin» a su llegada deciden hacerle una visita tras encontrar alojamiento y hacer unas compras.
Tras alojarse en el hotel Continental Savoy. (N.D.G. Hubo debate a la hora de elegir el hotel, en principio querían un hotel de primera categoría pero les hice hincapié en que el dinero podría empezar a escasearles si despilfarraban y decidieron rebajar un poco la categoría. Ahora escribiendo la reseña creo que no debí decir nada)

Tras alojarse en el hotel los investigadores deciden ir a comprar algo de ropa más adecuada para el calor sofocante de El Cairo, pero antes de llegar a una tienda un joven les detiene y les pregunta que si quieren un guía. El joven insiste y los investigadores lo aceptan. Lo primero que le piden es que le lleven a una tienda de ropa. El joven guía les lleva a un callejón donde les están esperando tres compañeros con navajas y porras para pedirles amablemente que les den todo su dinero.

Los investigadores se revuelven rápidamente y reparten ostias a diestro y siniestro. Hansichi deja ko a dos de los asaltantes con sendas patadas giratorias y O’connel le pone la cara colorada a los otros dos de un par de puñetazos. Los asaltantes huyen pero O’Connel dispara su 38 y le revienta la rodilla a uno de los asaltantes. Le interrogan rápidamente para asegurarse de que no tienen nada que ver con la Hermandad del Faraón Negro. El dolor y el lloriqueo del joven más los silbidos de la policía acercándose invita a los investigadores a abandonar la escena.

No pasan ni cinco minutos y un chaval de unos doce años con la ropa raída les pregunta si necesitan un guía, dice que se llama Mahmud y que puede llevarles donde quieran.
Los investigadores se apiadan de él sobre todo O’Connel y le dan un par de piastras por llevarles a una tienda de ropa. A partir de ese momento Mahmud no se separará de ellos.

El Cairo Boletín.

Nigel Wassif

O’Connel le mandó una nota a Nigel Wassif informándole de su llegada a El Cairo y de su interés por la expedición Carlyle, Wassif contestó la nota diciéndole que se verían en el hotel Savoy esa misma tarde.

En el Savoy Wassif se encontró con el profesor Horace Pettersen al que conocía por ser un reputado Biólogo y a través de otras fuentes de información como un amante del esoterismo y conocedor de las ciencias ocultas. Sabiendo que O’Connel estaba interesado en la expedición Carlyle y que probablemente habría tenido que ver con el incendio de la casa Misr de Eduard Gavigan en Inglaterra, Wassif pensó que sería una buena idea presentarles.

Wassif y Pettersen  tomaban el té cuando el grupo de investigadores llegó al Savoy. O’Connel se sorprendió al ver a Wassif allí, sin embargo le saludó efusivamente. Wassif presentó a Pettersen al grupo como un conocido biólogo americano que estaría dispuesto a ayudarles en sus pesquisas por El Cairo. Una vez sentados todos, Wassif les mostró todo lo que tenía en sus archivos sobre la expedición Carlyle.

Lo mejor que hay en los archivos es una foto en la que aparecen Sir Aubrey Penhew, Roger Carlyle, Hypatia Masters y el doctor Robert Huston saliendo de una cena en su honor en el Turf Club dos días después de su llegada a El Cairo. Carlyle es moreno y apuesto; Huston tiene el pelo gris y es regordete, con un cierta sonrisa de preocupación; sir Aubrey tiene el pelo blanco y es alto y distinguido; Hypatia Masters es morena y luce un vestido muy bonito. Detrás sale un hombre robusto y con barba cerrada, que lleva un smoking ceñido, y que podría ser Jack Brady, pero como quiera que se trata de un mero empleado no se le identifica en el artículo.

Los datos de las columnas de sociedad y de noticias del diario permiten hilvanar la historia: la expedición llegó a El Cairo en Mayo de 1919 con el objetivo de excavar buscando información acerca de la tercera dinastía de Egipto, un período sobre el que no se dispone de demasiadas informaciones. Tras investigar cerca de Gizeh, los trabajos se trasladaron primero a Saqqara y luego a Dhashur. Como quiera que los lugares donde se excavaba tenían poco que ver con los hallazgos conocidos de la tercera dinastía, empezaron a circular rumores acerca de supuestos propósitos secretos de la expedición, mencionándose varias veces al Faraón Negro. Más tarde, otros rumores mantuvieron persistentemente que la expedición había realizado un hallazgo sorprendente.
En Julio de 1919 los miembros de la expedición embarcaron de repente con dirección a Mombasa, ostensiblemente de vacaciones, y de hecho antes de la salida se informó varias veces de que Roger Carlyle estaba enfermo. Como portavoz del grupo, sir Aubrey informó de que el calor del verano era demasiado fuerte para Roger y que además, la crecida estacional del Nilo cubriría un lugar de excavaciones importante durante varios meses, por lo que habían decidido descansar en Kenia. Algunas fotos muestran a Hypatia Masters con su cámara (Pie de foto: «La señorita Masters se prepara para un safari fotográfico») pero los investigadores se dan cuenta de que en una de las fotos sale parte de una hoja de calendario, que se encuentra en el mes de Mayo. La foto fue tomada por Wassif en Mayo, a la llegada de la expedición, pero la utilizó en Julio para cubrir la noticia del safari. Cuando se la enseñan a Nigel, admite el hecho, que es bastante normal en prensa. La señorita Masters también cayó enferma en Junio y no se había recuperado cuando el grupo salió hacia Kenia. Wassif recuerda que la expedición Carlyle era desagradablemente terca en no permitir que nadie visitara sus excavaciones, ni siquiera la prensa.
También recuerda que los miembros principales de la expedición cenaron varias veces con Omar Shakti, un rico plantador de algodón a quien Wassif encuentra repelente y cuya reputación privada es más bien oscura.

Actualmente se encuentra en Egipto otra expedición perteneciente a la Fundación Penhew. El grupo de Clive está excavando en Gizeh y recientemente desenterraron la momia de una mujer desconocida, hallada en una cámara secreta de la pirámide pequeña. Diversas autoridades han especulado con que pueda tratarse de la reina Nitocris, una figura misteriosa de la sexta dinastía. Antes de que pudieran realizarse ensayos o desenvolver a la momia, el sarcófago y su contenido se esfumaron ante la perplejidad de todos los implicados. La policía ha realizado esfuerzos considerables pero hasta el momento con ningún éxito. El lugar estaba bien guardado y sólo existía una salida de la cámara secreta.

Cuando los investigadores informan a Wassif de que van a ir al Museo Egipcio, les hace una carta de recomendación para hablar con el Doctor Alí Kafour, amigo suyo.

El museo del Cairo.

A continuación los investigadores, ya con el profesor Pettersen, se dirigen al  museo de El Cairo con intención de entrevistarse con el profesor Kafour. Por el camino un mendigo se acerca a Carnagie pidiéndole un poco de agua, al principio no le reconoce, pero el mendigo es Andrew Bakerstone.

Bakerstone sufrió un intento de asesinato en la cárcel londinense donde estaba recluido. Bakerstone reconoció a su agresor como un miembro de la hermandad del faraón negro por lo que decidió huir de prisión cuanto antes. Se cobró los últimos favores que tenía pendientes de sus contactos en Londres y tras dar absolutamente todo el dinero que le quedaba en sobornos consiguió evadirse y embarcarse como polizón en  un mercancías con dirección a El Cairo. Sin agua y sin comida pudo sobrevivir de las gotas de agua que caían de una tubería averiada cerca del lugar donde se escondía. Al llegar a Port Said tuvo que saltarse los controles militares para poder recorrer a pie los 220 kilómetros que separan Port Said de El Cairo. Por las noches podía acercarse al Nilo y beber la suficiente agua para poder sobrevivir, no podía deleitarse pues desde la orilla podía ver los numerosos cocodrilos que le acechaban cada vez que se acercaba al agua. Tras tres días de carrera bajo el sol llegó a El Cairo con una apariencia ideal para pasar desapercibido entre las miserias de la ciudad.

Tras encontrarse con Michael, pudo comer, beber  y bañarse en el hotel. Andrew no olvidará nunca este recorrido.

Tras dejar a Andrew en el hotel el resto de investigadores se dirigió al museo con prisas pues estaba apunto de cerrar. Cuando llegaron solicitaron entrevistarse con el profesor Kafour petición que fue aceptada gracias a la reputación del profesor Horace Pettersen.

Punto de referencia obligado en la ciudad, este antiguo palacio alberga bajo su gran cúpula ocre una colección en continuo crecimiento de todo tipo de objetos preciosos del pasado de Egipto. Está abierto a los visitantes de las 9 a las 16’30h.
El doctor Kafour es un hombre bajito y delgado, inteligente y despierto, que nunca ha perdido su afición por lo oculto. Tiene 63 años pero cuando la conversación toca un tema interesante para él, casi pega saltos de impaciencia. Es amable y muy ágil para su edad.

 

El Dr. Alí Kafour

El museo posee una enorme colección de material egipcio relacionado con las Ciencias ocultas, la mayoría contenido en pergaminos cubiertos de jeroglíficos.  El doctor Kafour, que es el experto residente en temas ocultos, tiene a su cargo la parte del museo en que se guardan todos estos materiales; cuando los investigadores inquieren acerca de la expedición Carlyle y del Faraón Negro, despiertan su curiosidad.

LA EXPEDICIÓN CARLYLE: el doctor Kafour cree que la expedición descubrió algún secreto relativo al Faraón Negro y que tal descubrimiento les llevó de alguna manera a ser asesinados en Kenia. Sir Aubrey Penhew hacía mucho tiempo que estudiaba al Faraón Negro y Kafour había discutido con él dicho tema, intercambiando ambos información acerca de tan sutil presencia.
En su última visita sir Aubrey no acudió a visitar a Kafour y cuando éste fue al lugar de las excavaciones, sir Aubrey le rechazó rudamente. Kafour recuerda vivamente algunos cambios muy aparentes en sir Aubrey: parecía físicamente más joven y emocionalmente era retraído, distante y curiosamente cruel.

EL FARAÓN NEGRO EN LA HISTORIA: hacia el final de la tercera dinastía llegó a Egipto un hombre llamado Nefren-Ka, un poderoso hechicero que podía inflingir la locura y la muerte a sus enemigos con un simple gesto. Cuenta la leyenda que procedía de una antigua ciudad en los desiertos de Arabia cuyo nombre era Irem, la Ciudad de los Pilares, que se menciona en el Al-Azif. Todos los que sabían acerca de ella la temían.
Nefren-Ka revivió el culto de un dios antiguo y maléfico llamado el Faraón Negro. Pronto Nefren-Ka y dicho dios fueron intercambiables en las mentes de la gente y el hechicero fue conocido como el Faraón Negro hasta el punto en que nadie podía distinguir los hechos y leyendas de uno y otro.
Durante muchos años, el Faraón Negro luchó contra los sucesores de Zoser, de la tercera dinastía, por el control del país y tan grande era el poder de aquél que no queda recuerdo alguno de éstos. Durante algún tiempo, Nefren-Ka reinó sobre el Nilo y sus pueblos hasta que Sneferu fundó la cuarta dinastía y con la ayuda de la diosa Isis consiguió vencer la magia maléfica de Nefren-Ka, matándole.
Sin embargo, y por extraño que parezca, se construyó una pirámide para albergar el cuerpo del hechicero (Kafour especula con que esto pudo realizarse para aislar a Egipto de la todavía potente magia albergada en el cadáver) pero esta estructura se derrumbó cuando Sneferu estaba construyendo una segunda. La Pirámide Derruida está en Meidun y la segunda es la Pirámide Torcida de Dhashur. Los papiros afirman que el cuerpo de Nefren-Ka fue sacado de Meidun y enterrado en Dhashur pero las excavaciones allí realizadas no han descubierto ni rastro. En Dhashur hay otra pirámide, la Pirámide Roja, que también se atribuye a Sneferu y que se dice que guarda a Dhashur para evitar que Nefren-Ka regrese de entre los muertos. Después de su triunfo, Sneferu ordenó que toda referencia al Faraón Negro fuera borrada pero los adoradores de éste permanecían, aguardando el retorno de su amo. Al cabo de unos años, éstos fueron expulsados de Egipto hacia el Sur, a los horrendos pantanos que hay más allá del Sudán.
En la sexta dinastía, se dice que la cruel reina Nitocris estaba aliada con un nuevo culto al Faraón Negro, aunque no hay pruebas objetivas, si bien el doctor Kafour cree que es cierto. De paso, el doctor menciona que al Faraón Negro se le llama a veces Nyarlathotep.

LEYENDAS DEL FARAÓN NEGRO:
– Algunos dicen que pertenecía a un panteón de dioses abominables más antiguos que los de Egipto, enteramente inhumanos y dedicados al caos y la locura.
– Se dice que Nefren-Ka poseía una tremenda bestia, de la que la Esfinge de Gizeh es una representación pequeña e inexacta.
– La voz de Nefren-Ka al parecer podía recorrer el país mediante un viento negro que podía destruir las cosas, a voluntad del mago.
– Una profecía implica que el Faraón Negro retornará «dedos y pies después del Gran Hombre Bueno», una referencia que podría querer decir 20 siglos después de Jesucristo, iniciándose a continuación una era destinada a acabar con el dominio del hombre sobre la Tierra, trayendo la verdad y la libertad a los seguidores del Faraón.
– También se dice que adoradores humanoides pero inhumanos del Faraón Negro acechan bajo tierra en los desiertos, atacando a veces a los que transitan por allí.
– La gran Esfinge de Gizeh se afirma que interpretaba un papel inusual en los tremendos ritos realizados por Nitocris.

LO QUE CREE EL DOCTOR KAFOUR: mantiene que el Faraón Negro y Nefren-Ka existieron, al igual que los dioses a cuyo panteón pertenece el primero; según él, se les llama Otros Dioses y les dirige el Sultán demoníaco, Azathoth. El doctor Kafour ha visto en el desierto a servidores de estos dioses y sabe que en el Egipto actual existe la Hermandad del Faraón Negro aunque ignora su organización, dirigentes o actividades. También sospecha que el culto al Faraón Negro se está extendiendo a otros lugares de África: por ejemplo, ha oído hablar de una secta en Kenia (que es una colonia británica) llamada la Lengua Sangrienta, que adora a un dios monstruoso que no es sino otro aspecto del Faraón Negro.

LA REINA NITOCRIS: la momia sin identificar recientemente robada a la expedición Clive en Gizeh sin duda pertenecía a la bella y malvada reina, que fue enterrada viva aunque no se había hallado rastro alguno hasta que la expedición Clive encontró la cámara secreta en la pirámide pequeña. No sabe cómo o por qué fue robada pero cree que el robo puede estar relacionado con la profecía del retorno del Faraón Negro.

LA FUNDACIÓN PENHEW: aunque siempre ha respetado a sir Aubrey y a su director Edward Gavigan, y le han parecido correctos los esfuerzos de la Fundación Penhew, desde la muerte de sir Aubrey ésta ha financiado 10 expediciones a Egipto con un balance de unas 20 muertes, numerosas desapariciones, varios suicidios y al menos un caso certificado de locura. La mayoría han seguido el mismo esquema de secretismo absurdo, excavaciones erráticas y extraños incidentes establecido en su momento por la expedición Carlyle.

La entrevista con Kafour ha sido larga extenuante pero el profesor parece tremendamente excitado por su contenido. Está deseando poder ayudar a los investigadores los cuales le comentan que tienen en su poder un par de bastones de los que sospechan puedan tener algún tipo de poder pero que aun desconocen. Por su parte Carnagie solicita ver la colección de libros de ocultismo que hay en el museo pero Kafour no confía lo suficientemente en ellos para permitirles el acceso.

Quedando al día siguiente para llevarles los bastones que encontraron en la casa de Tewfick en el Soho los investigadores se despiden y se dirigen al desierto  para hacer una visita a la expedición Clive.

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