LMN – Londres. El infierno de Dante en la tierra

El atardecer daba paso a la primera noche de plenilunio del mes, cuando Michael Carnegie y Harold Jane llegaban al condado de Derby.

 

Atardecer en la montaña

Atardecer en la montaña

Majindono – Antonino “Tonny ” Di Stefano (Ocultista y exmafioso italo-americano)
Júpiter – Walter Perkins – (Soldado inglés)
Yrian – Harold Jane (Exagente del FBI americano)
Teyllerd – Michael Carnegie (Diletante)

Las perspectivas de una noche de caza empujaron a los aventureros a prepararse par tal eventualidad.

Michael se hizo con una buena escopeta y munición para toda la noche. Walter salió al campo con su rifle pertrechado, Harold tenía su revolver del 38 cargado en el cinto y la escopeta recortada en la mano, por su parte Tonny se hizo con un buen revolver del 38.

Los cuatro se lanzaron al campo en busca de la criatura que estaba aterrorizando al pueblo, dirigiéndose directamente
a la entrada de la mina donde habían encontrado la enorme huella de la criatura, mientras comenzó a llover.

La luz de los rayos iluminaba relampagueante tanto la entrada de la mina como la oscura hierba mojada que por el peso del
agua yacía inerte sobre el suelo marcando el paisaje de esta solitaria tierra salvaje.

Mientras sus compañeros le cubrían en la lejanía, Harold se adentró solo en la mina, linterna en mano,
escrutando en la oscuridad las señales que podía encontrar en el suelo, cuando tras un nuevo rayo seguido directamente por el estruendo del trueno iluminó claramente una hilera de de grandes huellas que salían hacia la campiña.

El resto de investigadores siguió a Harold y una vez juntos decidieron adentrarse en la mina para saber de donde podía venir la criatura.
(Nota del Guardián. Estaban aterrados y prefirieron ir en dirección contraria de las recientes pisadas que acababan de encontrar)

El grupo de investigadores se adentró en la tierra linterna en mano y con paso silencioso temerosos de encontrar un terror insoportable tras el siguiente recodo
cuando escucharos los pasos rápidos de un corredor que venia hacia ellos. El corredor paró al ver las luces oscilantes de las linternas sobre la pared de la mina
y se identificó como Lawrence el joven heredero de la familia Vane.

Los investigadores le interrogaron lo que llevó a Lawrence a un previsible derrumbe y a contar el secreto familiar a los investigadores.

Eloísa, la hermana de Lawrence quien, sin saberlo, ha heredado la maldición de los Vane y sufre de licantropía las noches de luna llena.
La historia, que se remonta a varias generaciones atrás, cuenta que Lady Evangeline Vane hizo arder a una joven bruja en la hoguera.
Por la muerte de la chica, su madre puso la marca de la bestia en todas las hijas de los Vane.
Durante siglos, cuando una Vane descendiente por línea directa de la rama original alcanza los 21 años se manifiesta en ella la licantropía.
La familia ha mantenido el asunto en secreto, manteniendo encerradas a sus mujeres las noches de luna llena o bien matando al nacer a las hijas.
Sin embargo, durante las últimas cuatro generaciones no han nacido hijas y la maldición ha sido olvidada.
Ahora el mal resurge y Sir Arthur, que ha conseguido recolectar lo suficiente de los anales de la familia como para comprender algo de lo que está pasando, ha mostrado esa información a Lawrence.

Lawrence les pide a los investigadores que les ayuden a encontrar un remedio para su hermana, estos, sin mostrar ningún tipo de piedad golpean a Lawrence y le esposan.

Decididos a acabar con la maldición por las bravas los investigadores se dirigen al castillo, llegan hasta la zona de celdas y de ahí suben a los pisos superiores.

Una vez alcanzado el vestíbulo se encuentran con Sir Arthur al que se enfrentan abiertamente pidiéndole la cabeza de su hija.
Evidentemente Sir Arthur se niega, coge una espada expuesta en una de las paredes del castillo y se enfrenta a los investigadores.
Por su parte Lawrence, maniatado imita a su padre y coge otra espada, mientras que Gordon, el mayordomo de la familia aparece en la escena con una escopeta en la mano.

Eloisa volviendo a casa

La escena es dantesca. El valeroso esfuerzo de padre e hijo acaba con el disparo a bocajarro de Harold sobre Lawrence, el cual es deslazado por el impacto varios metros hacia atrás.
Tonny y Walter disparan a Sir Arthur, el cual, antes de caer hiere a Tonny gravemente, por su parte, Michael domina al mayordomo obligándole a disparar al techo.
Cuando la situación parece controlada la puerta principal estalla apareciendo Eloisa convertida en mujer lobo, de un zarpazo se quita de encima a Michael, pero no
es capaz de soportar el fuego simultaneo de el rifle de Walter, la escopeta de Harold y la pistola de Tonny, al morir la mujer lobo se convierte de nuevo en la joven Eloise que yace en el suelo luciendo graves impactos de armas de fuego.

Tras la muerte de toda la familia a manos de los investigadores, Harold da un paso al frente para ejecutar al Gordon, con la clara intención de no dejar testigos.

No contentos con la situación el grupo de investigadores registra el castillo haciéndose con varias escopetas y varias cajas de munición.
Para rematar la faena consideran que lo más apropiado es incendiar el castillo para eliminar todas las pruebas posibles, una vez prendida la llama los investigadores se encaminan de nuevo a Londres dejando tras de si la infernal imagen del flameante edificio que ni la lluvia es capaz de apagar.

Incendio en el castillo Plumb

Al volver a Londres el grupo de investigadores decidió no informar de su llegada a Scotland Yard y mucho menos de contar con ellos para investigar La Casa Misr, lugar de descanso de Edward Gavigan.
Tras un pequeño descanso y una visita al doctor Stockton el grupo de investigadores se dirigió al condado de Esex con el maletero hasta arriba de armas, munición y dinamita.

Al llegar descubren que la finca de Edward Gavigan en Esex es una isla a la que se accede únicamente por un puente vigilado.
Los investigadores deciden pasar de largo y dirigirse a la población más cercana Ipswich.
Allí alquilan una barca a motor con la intención de alcanzar la isla por mar esa noche. Durante la tarde se dedicar a hablar con los habitantes de Ipswich para intentar recabar información sobre la casa Misr, lo único que descubren es que la mayoría de los criados de la casa son extranjeros.

Finca de Gavigan en Essex

Llega la noche y los investigadores, armados hasta los dientes, se dirigen a la isla bajo la luz de la luna. Durante el trayecto notan la sensación de soledad del mar y la inquietud que produce ver ondulaciones en un agua totalmente en calma.
La barca llega a la isla sin mayores incidentes y los investigadores se adentran en la espesura de la isla como comandos de guerra, entre ramas y ramajes ven a lo lejos lo que identifican con la casa Misr, una gran mansión en el centro de la isla.
Bajo la protección de hierbas altas o árboles bajos se acercan lo suficiente para ver una congregación de personas ataviadas con túnicas declarando sin opción de error su calidad de sectarios de la Hermandad del Faraón Negro. Los sectarios rodeaban una estela que presidían una elevación del terreno mientras tenían su mirada fija en el edificio de la casa Misr, en actitud de paciente espera.

Los investigadores se sienten indefensos al contar, al menos, 60 de esos sectarios. De reojo miran sus armas haciendo cuentas de si tendrán munición para acabar con todos.
Tras unos cortos instantes de reflexión ven como de la casa Misr sale una congregación de sectarios encabezados por un sectario totalmente cubierto dirigiendo una comitiva que escoltaba a un grupo de desgraciadas mujeres a la estela.
Al ver esto, Walter decidió la intervención en aquel disparate, mientras la comitiva se dirigía a la elevación donde se encontraba la estela, el soldado se dirigió a uno de los laterales de la mansión, para colocar los 20 cartuchos de dinamita y hacerlos estallar. Walter, prendió la mecha y salió corriendo de nuevo hacia la espesura. La explosión llamó la atención de los sectarios que detuvieron la ceremonia. El líder de la comitiva ordenó a cuatro de sectarios que se dirigieran a la casa.

Walter no se lo pensó ni un minuto, y acribilló a los cuatro sectarios antes de que supieran lo que estaba pasando.
La reacción del líder de los sectarios fue claro, lanzó a todos los sectarios hacia el lugar de donde habían venido los disparos. Una carga de fanáticos sectarios armados con bastones puntiagudos se lanzó sobre los investigadores los que con toda la sangre fría que pudieron empezaron a disparar a discreción.
El traqueteante sonido de la Thompson se acompasaba con los disparos de las escopetas, Walter, Harold, Michael y Tonny fueron capaces de matar a 16 sectarios antes de gastar la munición de las escopetas y del segundo cargador de la Thompson. Tras esta situación decidieron tirar las armas al suelo y salir corriendo hacia la barca antes de ser alcanzados por la fanática turba que deseaba su muerte.

Los investigadores llegaron al bosque que estaba cerca de la barca cuando se dieron cuenta de que la turba se había detenido.
El sonido del silencio más absoluto les heló la sangre, sabían que no estaban solos pero no sabían a donde dirigirse, el grupo se detuvo por el miedo y fue eso lo que resultó su perdición.
Tonny fue levantado por los aires por varios tentáculos que de un solo movimiento lo partieron por la mitad.
Michael salió corriendo hacia la barca mientras Harold y Walter decidió que preferían morir a manos de la turba.
Michael fue agarrado por un nuevo tentáculo que le elevó y le lanzó en el aire chocando bruscamente contra el suelo, sin embargo aun quedaba un pequeño aliento de vida en el.
Por su parte, Harold nada más salir vio como su cuerpo se consumía entre terribles dolores, estaba siendo víctima del hechizo consunción lanzado por el líder de los sectarios.

Servidor de los otros Dioses

Walter, Thompson en mano, se enfrentó a la turba muriendo por oleada infinita de golpes de bastón puntiagudo. Por suerte, el primero de los golpes le partió el cráneo dejándole inconsciente, del resto de los horrores que sufrió su cuerpo no se enteró.
El resto del ritual de los sectarios, de su líder y de la criatura que había sido convocada era otra historia, o por lo menos eso pensó Michael cuando arrastrándose llegó hasta la barca con la que habían llegado a la isla y haciendo acopio de sus últimas fuerzas se adentró en el mar para volver a sentir la soledad del mar y la inquietud que producen las ondulaciones del agua totalmente en calma

2 Comentarios

  1. jupiter

    Uf me ha gustado el dibujo de la isla.. es tuyo?
    Un saludo

    1. Santal (Publicaciones Autor)

      NO, es un dibujo que viene en la aventura.

Comentarios cerrados